Cadran au LATAM
Le mot de Jean-François
Para resolver un conflicto, prueba la danza en 3 tiempos.
Los conflictos son parte integrante de nuestras vidas. Surgen inesperadamente, tanto en nuestra vida personal como profesional, tanto en decisiones importantes como en situaciones cotidianas.
En términos generales, el conflicto se produce cuando hay intereses, necesidades o valores divergentes, lo que provoca tensión o confrontación entre las partes implicadas.
Es la actitud de las distintas partes la que determinará la evolución del enfrentamiento y su eventual resolución.
En este artículo propongo un método en tres etapas para afrontar los conflictos y resolverlos.
De la pasividad a la agresividad
Frecuentemente, las personas adoptan una actitud competitiva cuando se enfrentan a un conflicto. Se dejan tentar por el deseo de «ganar» la discusión, aunque ello implique volverse agresivos, verbal e incluso físicamente. Por desgracia, en este comportamiento, habrá un ganador y un perdedor. Y el mayor perdedor es la relación, que suele resultar dañada por estos enfrentamientos.
Por otro lado, una actitud de no querer entrar en conflicto también es perjudicial. Se permanece en una armonía artificial y engañosa. Esta pasividad suele estar causada por el miedo a un conflicto agresivo y, en lugar de solucionar el problema, lo deja sin resolver o lo empeora. Además, se generan resentimientos y frustraciones que acaban acumulándose y pueden explotar en un momento inoportuno. La relación también se ve perjudicada por esta falsa armonía.
Entre estos dos extremos, hay un continuo de comportamientos aceptables que pueden utilizarse para resolver el conflicto. Básicamente, es importante reconocer que cada uno de los participantes tiene puntos de vista diferentes e igualmente válidos. Un poco como una pareja que baila una contra la otra. Si no se mueven, cada uno de ellos sólo verá lo que ocurre a espaldas de su pareja, pero no a sus espaldas. Sólo danzando, girando, alejándose el uno del otro, se puede ver el punto de vista del otro.
Así que vamos a danzar y, para resolver un conflicto, esta danza tiene tres pasos.
Primer paso, YO.
En el primer paso es esencial explorar a fondo nuestro propio punto de vista. Conectar con nosotros mismos para saber realmente lo que queremos, lo que buscamos y lo que esperamos de la relación.
Segundo paso, NOSOTROS.
Es el momento de compartir puntos de vista. Y para ello no debemos dejar que las emociones ocupen demasiado espacio y evitar comportamientos tóxicos, como la crítica, el desprecio, defenderse, victimizarse o aislarse.
Evitar generalidades tales como « siempre », « nunca » o « como siempre ».Por ejemplo, si decimos: « nunca me haces caso » estamos atacando a la persona, estamos siendo agresivos, estamos siendo críticos. Sin embargo, si especificamos el momento, el contexto « ayer no me escuchaste cuando te expliqué esto o aquello », se trata de una queja sobre un comportamiento concreto, y ya no es un ataque a la persona.
Y antes de expresar la propia opinión, el propio punto de vista, escuchemos primero. Aprendamos a escuchar sinceramente, con atención y sin juzgar. La única manera de hacerlo es permanecer en silencio, cerrar la boca y sólo abrirla para confirmar que hemos comprendido los pensamientos y sentimientos de la otra persona.
Por último, cuando nos expresamos a nuestra vez, debemos procurar que se escuchen nuestras propias necesidades y sentimientos.
Tercer paso, LA RELACIÓN
El tercer paso consiste en buscar el objetivo común a todos. Aunque podamos diferir en muchos puntos, hay algunos en los que todos estamos de acuerdo. Este objetivo común es el faro que guiará la discusión. Una vez que estemos bien alineados en torno a este objetivo, la negociación se simplificará y podremos llegar a un acuerdo y, sobre todo, a un compromiso concreto.
En conclusión, es importante resolver los conflictos. Son los conflictos los que nos permiten crecer y hacer crecer la relación. Lo importante es el proceso de resolución, que debe construirse en torno a una actitud constructiva, con empatía y un deseo real de llegar a una solución eficaz.
Como dice Patrick Lencioni: «Si los miembros de un equipo nunca se empujan unos a otros fuera de su zona de confort emocional durante las discusiones, es muy probable que no tomen las mejores decisiones para la organización».
JEAN-FRANÇOIS LEVY
International Executive and Team Coaching
Jean-François Levy, International Executive Coach certifié ICF de niveau PCC, est spécialisé dans le Leadership Collaboratif. Il accompagne le dirigeant à l'international à "Prendre conscience de ses talents comme tremplin pour son épanouissement personnel et professionnel…"
Franco-mexicain de naissance, il a développé une expertise dans le développement organisationnel des PME et des entreprises familiales au Mexique, où il réside depuis 2000. Auparavant, il a exercé des fonctions de dirigeant au sein de grandes entreprises en Angleterre, en France et au Brésil, puis comme directeur des opérations au sein d'une PME familiale.
Avec plus de 30 ans d’expérience en management interculturel et la maîtrise de la Co-CREATiVE Communication®, il permet aux dirigeants d'exprimer leur style personnel de leadership tout en l’adaptant à la situation culturelle de leur organisation.